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lunes, 2 de marzo de 2009

Afirmó su rechazo al catolicismo pero exaltó la falsa secta "La luz del mundo".

Según su propia página web de "Avance Cristiano":

Rafael Rodríguez Guillén nació en Sevilla España el 28 de marzo de 1927. Cursó Humanidades, Filosofía y Teología en España y Estados Unidos. Becado en Queen College y Hunter College U.S.A., y de la U.P.R. e Instituto de Cultura Hispánica en España y Puerto Rico.

Se ha graduado con sobresaliente de Doctor en Ciencias de la Educación en la Universidad Complutense de Madrid y de Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid en 1981. Monseñor, Master In Div; Investigador e Historiador Vaticanista.

Se ha destacado como escritor, ha dado conferencias internacionalmente, a la vez ha impartido cátedra en las prestigidas universidades de Estados Unidos, Puerto Rico, España, México y Chile.


Ha publicado 23 libros que pretende desenmascarar el mundo oculto del Vaticano. (las letras negitas son mías)


Una biografía de 50 años en España, Puerto Rico, Panamá, México, Chile, U.S.A. Ordenado sacerdote en Sevilla, monseñor en Panamá, misionando con los indígenas, ministro de iglesias evengélicas, profesor en seminarios y universidades, escritor vaticanista y miembro de la Iglesia de Cristo.


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Lo que aparenta ser una salida positiva hacia la religión cristiana protestante resultó ser en otro estratagema para exaltar la falsa secta de "La luz del mundo" del llamado "apóstol" Samuel Joaquín Flores.

¿Quién es Samuel Joaquím Flores?

Según la página de sectas.org, la secta de La Luz del Mundo se describe como sigue:

http://www.sectas.org/Articulos/luzdelmundo/luz1_cuellar.htm

La Iglesia Luz del Mundo,
un "Vaticano" en Guadalajara

PARTE I
Por: Norma Angélica Cuéllar

Un templo de 65 millones de dólares, una fortuna incuantificable y tres equipos de seguridad personal cuyo número podría ser superior a 150 personas, son sólo una muestra del poder acumulado por Samuel Joaquín, líder de la Iglesia la Luz del Mundo.

El ejemplo más gráfico del emporio de la Iglesia la Luz del Mundo es el territorio que ocupa la colonia La Hermosa Provincia en la ciudad de Guadalajara, una especie de pequeño Vaticano que goza de extraterritorialidad y en la que imperan sus propias leyes. El templo, rodeado por la colonia, tiene un valor de 65 millones de dólares y es más grande que la Basílica de Guadalupe.

En lo que una vez fueron terrenos irregulares, fue construida La Hermosa Provincia, cuyas calles están dispuestas de tal forma que confluyen en el templo más importante de la Iglesia, cuya capacidad es de 16 mil personas, es decir, es más grande que la basílica de Guadalupe.

De acuerdo con las versiones de ex seguidores de esta organización, el control que se ejerce sobre los integrantes es estricto. Imperan las reglas de la iglesia, la escuela es controlada por sus seguidores, hay vigilancia y en alguna época se impidió la visita a médicos. Dentro de la colonia hay un sector privilegiado, integrado por unas 800 personas, a quienes se les llama "los incondicionales": hacen compromisos en lo moral, lo espiritual y lo material". Los incondicionales ofrecen promesa de castidad, humildad y obediencia a su líder, no pueden acumular riquezas -deben compartir su dinero con la iglesia-, tampoco pueden elegir a sus esposas y sus hijos deben ir a la escuela primaria, secundaria y preparatoria de La Hermosa Provincia.

La iglesia cuenta con un grupo especial "paramilitar", cuyos integrantes son reclutados y reciben instrucción militar. Tienen grados militares y utilizan estandartes; portan una estrella de David. Incluso efectúan su propio desfile militar en la Hermosa Provincia.

Los aaronitas, como son llamados también los seguidores, están obligados a dar su diezmo y a consumir todo tipo de revistas y publicaciones que la Iglesia edita. De ahí también su poder.
Para los incondicionales es delito tener propiedades y es una insolencia el hablar directamente a Samuel Joaquín o "El Varón de Dios", quien recibe trato de dios.

En la colonia La hermosa Provincia las mujeres deben vestir de falda y usar el cabello largo. Deben tener disposición para trabajar dentro de las tareas asignadas por los líderes religiosos. Ex-seguidores, quienes pidieron mantener sus nombres en el anonimato, refieren que cada domingo es cambiada una lista de nombres con sus aportaciones económicas. "Esto es con el fin de que todos digamos: cómo es que aquel que tiene menos dinero aportó más que yo". Se hace una especie de subasta para obligar a los seguidores a hacer su máximo esfuerzo económico. Incluso en las fiestas de febrero y agosto, las más importantes, los fieles están obligados a viajar a Guadalajara para dar sus regalos al "Siervo de Dios" y aquellos que por alguna razón no pudieron trasladarse deben enviar el dinero que hubieran gastado en el pasaje y alojamiento porque así será como "si estuvieran presentes".

TEMPLARIOS MODERNOS

A la usanza monárquica, Samuel Joaquín tiene varios tipos de seguridad personal: El primero es un equipo formado por 40 o 50 personas armadas que lo acompañan en automóviles a cualquier lugar al que se desplace. El segundo es un grupo especial "paramilitar", cuyos integrantes incluso son reclutados y reciben instrucción militar.

Fernando Flores, quien fue cronista de La Luz del Mundo por más de una década, recuerda que el general José Hernández Toledo, entonces director general en la Secretaría de la Defensa Nacional, ofreció a Samuel Joaquín entrenar a los jóvenes en las estrategias castrenses. El general, quien también era seguidor de esta secta, ayudó a integrar este equipo llamado de "protección social". El equipo nació con uniformes tipo fascistas, con grados militares; utilizaban estandartes, pero en lugar de suástica portaban una estrella de David. Reconocían en Samuel Joaquín a su comandante supremo e incluso efectuaban su propio desfile militar en la Hermosa Provincia, donde el pastor encabezaba la ceremonia.

Actualmente existe un tercer grupo, formado por unas 50 personas que hacen promesa de cuidar de por vida el sepulcro de Aarón Joaquín, como lo hicieran los templarios con el sepulcro de Cristo. Estas personas hacen promesa de velar de por vida la tumba del padre fundador, pues la lápida tiene letras de oro y hay temor de que alguien quisiera profanar sus restos.

En una ocasión, el director de Seguridad Pública estatal, Servando Sepúlveda, durante la gestión del gobernador Guillermo Cosío Vidaurri, llamó a algunos integrantes de la iglesia para decirles que era ilegal que se tuvieran cuerpos de seguridad armados hasta con R-15. Pero algunos de los funcionarios medianos hicieron arreglos domésticos y el asunto ahí terminó. Ni se fueron los guardias ni se entabló una investigación.

EL MITO DEL NIÑO MUERTO

La historia de la Luz del Mundo empezó en 1926, cuando la esposa de Eusebio Joaquín, entonces un simple soldado que radicaba con su familia en Monterrey, tuvo contacto con una iglesia de corte espiritual proveniente de Estados Unidos.

Apoyado por dos personas que más tarde se hicieron llamar los profetas Saulo y Silas, construyeron los cimientos de la iglesia Luz del Mundo, que mezclaba el misticismo con principios evangélicos y que más tarde trasladaría su sede a la ciudad de Guadalajara, Jalisco. En ese momento hubo un cisma y Eusebio Joaquín ganó la mejor parte. Pronto cambió su nombre a Aarón Joaquín y vio crecer su poderío hasta allegarse grandes riquezas, construir una mansión provista de túneles secretos y pasadizos que comunican con otras construcciones.

En la década de los cuarenta, cuando la Iglesia Luz del Mundo prohibía que sus allegados acudieran a médicos, nació Samuel Joaquín y según el mito de la aureola mística, estaba muerto. El padre lo ofreció a Dios y el niño comenzó a llorar. Pero la historia es muy distinta. En realidad, Ramona Olivares, quien entonces ayudaba a la familia, recuerda que la madre tuvo un parto difícil. El niño no podía nacer y el padre salió corriendo por una puerta escondida a buscar a la doctora Lidia Dally, quien asistió el parto.

En 1964 murió el fundador y ascendió Samuel Joaquín, después de una reunión ministerial. El momento del ungimiento se dio cuando su hermana mayor le puso el anillo del padre en las escaleras de la casa de la Hermosa Provincia.

¿Y qué pasaría si muriera Samuel Joaquín?, dice uno de los integrantes, si es él la razón de ser de la Luz del Mundo. Pese a que no se trata de una dinastía, que no hay derecho de pernada y que el sucesor debe ser un elegido por Dios, el pastor ya tiene su propio testamento y de acuerdo con algunos testigos se sabe que el posible sucesor será su hijo Nasson Merari Joaquín, uno de los siete que tuvo en su matrimonio. El joven, pese a su corta edad, ya ha andado en giras misioneras, ha encabezado actos religiosos y ha seguido los pasos de sus padres.

EL BRAZO POLÍTICO

Jorge Erdely, investigador del fenómeno religioso, considera que una parte del crecimiento de la Luz del Mundo se debe que desde hace 30 años se establecieron nexos políticos con el partido gobernante, el PRI.

A cambio de votos corporativos, el partido accedió a ofrecerle algunas prerrogativas. Por ejemplo, cuando se fundó la Hermosa Provincia, con personas de escasos recursos, la dotación de servicios fue inmediata. Mientras otras colonias carecían de agua, luz o teléfono, en la hermosa Provincia se accedió a todo.

En la década pasada se fundó la Federación Nacional de Colonos en Provincia, brazo político de la CNOP en Guadalajara, y aunque hoy tiene afiliados a billeteros y trabajadores, entonces los integrantes eran fieles y nada más.

Pronto los integrantes de la Luz del Mundo no se conformaron con servicios y exigieron puestos políticos. De ahí salieron diputados como Rogelio Zamora Barradas y alguna que otra funcionaria del gobierno capitalino.

El poder sigue creciendo, con influencia y amparos. No hay investigaciones sobre los abusos religiosos y sexuales en contra de algunos de sus integrantes. Jorge Erdely advierte: estamos ante el paraíso para las sectas.

Aarón Joaquín, padre del líder de la Iglesia Luz del Mundo, también fue demandado penalmente


Samuel Joaquín abusaba sexualmente de las jóvenes
amparado en su carácter "divino"

PARTE II
Por: Norma Angélica Cuéllar

Tratado como Dios en la tierra y con privilegios reales. Samuel Joaquín Flores, líder espiritual de la Iglesia Luz del Mundo, heredó de su padre, Aarón Joaquín -fundador de esa organización religiosa-, la costumbre de recibir adoración y culto a su persona y contar con un grupo de mujeres que preparan jovencitas para brindarle bailes y compañía nocturna.

Por el año de 1942, según consta en actas y en la prensa de la época, Aarón Joaquín fue acusado de abuso sexual en contra de algunas integrantes de la propia comunidad de Luz del Mundo o también llamada "aaronista", pero el tiempo pasó y nunca se supo la verdad. En 1964, al morir el fundador, cuya imagen es adorada, ascendió no por herencia, sino por "ungimiento" Samuel Joaquín a la posición máxima de la Luz del Mundo. Desde entonces, Samuel Joaquín es una de las cuatro divinidades que adoran al interior de esa iglesia: Dios, Cristo, Aarón Joaquín y él, Samuel Joaquín, a quien sólo se le ve en ocasiones muy especiales dentro de la iglesia.

De acuerdo con relatos del excronista de La Luz del Mundo, Fernando Flores, la disciplina moral al interior de la comunidad es rígida, se impide la promiscuidad, el incesto, la homosexualidad y el lesbianismo.
Las mujeres deben dejarse el cabello largo y utilizar falda larga. Los hombres no deben acercarse a las mujeres y sin excepción, todos deben casarse con los propios "aaronistas".

La iglesia, que actualmente cuenta con unos 400 mil seguidores en varias partes del mundo, con sede en Guadalajara, ejerce control sobre las familias, quienes deben pagar su diezmo semanal sobre sus ingresos y sus propiedades. Durante años, señala Fernando Flores, quien también era director de la escuela primaria y subdirector de la escuela secundaria de la Hermosa Provincia, no se habló de los abusos de que las jóvenes eran objeto. Pero un día alguien decidió hablar y de ahí comenzó el escándalo.

El profesor, quien permaneció durante 20 años en esa iglesia, tuvo que retirarse al conocer los excesos, las violaciones y los traumas de sus alumnas. "Yo lo hice por mí y por mi familia, por mis hijas, quienes algún día también podrían ser objeto de sus deseos".


UN CASO DE FANATISMO

Una mujer, cuyo nombre pidió se mantenga en anonimato, recuerda que en 1985, cuando tenía 18 años, fue invitada a participar en un baile privado, en la casa de La Hermosa Provincia, en honor al "varón de Dios" Samuel Joaquín.

"Yo nací en la iglesia, fui bautizada dentro de sus leyes y mi familia me obligaba a tener obediencia ciega a sus designios". Ella participaba activamente en el coro de la iglesia, era obrera voluntaria y miembro activo de la comunidad. "Así es como me empecé a acercar a Samuel Joaquín y a su familia".

En una ocasión Carmen Rodríguez, una de las mujeres que varias de las afectadas han señalado como una de las meretrices que preparaban psicológica y físicamente a las jovencitas para integrarse al harén, la llamó para que bailara hawaiano en honor al "varón de Dios". La jovencita, que en adelante llamaremos Laura, accedió porque su familia consideró que se trataba de un gran honor al que no cualquiera podría acceder.

Al llegar, Carmen Rodríguez la instruyó sobre los pasos del baile, y le aconsejó que lo que ocurriera dentro de la casa de La Hermosa Provincia lo guardara como un secreto, porque no era conveniente que la gente se enterara de la vida privada del "siervo de Dios". Dentro de una de las habitaciones, una de las tres chicas que también participarían en la danza, le dijo que tendrían que bailar sin sostén. "Y yo me espanté porque dentro de la iglesia se predica el pudor y la moral, me sentí avergonzada, pero no me podía negar ante los deseos de la autoridad más grande que había tenido en toda mi vida".

Laura en compañía de las otras jovencitas de más o menos su edad fueron llevadas a una estancia donde las esperaba Samuel Joaquín en una cama. Y ahí, Aidé Abelar, otra de las meretrices, las grabó en video mientras bailaban. Laura recuerda que Carmen Rodríguez les dio algunas bebidas embriagantes y después de poco tiempo, Samuel Joaquín, las llamó para que se acercaran y las pudiera tocar.

"A las tres nos empezó a besar y acariciar los senos. Pero él es sádico, de modo que los besos eran en realidad mordidas y las caricias eran pellizcos. Yo no quería hacerlo pero no podía negarme". Las tres éramos nuevas en esto. "No me enteré sino meses después que este era apenas el principio". Semanas después la hermana mayor de Laura la empujó a visitar nuevamente a Samuel Joaquín. En esta ocasión ambas irían a darle masajes en los pies.

Al llegar, la hermana de Laura sabía exactamente qué hacer. Cuando entraron a la habitación, Samuel Joaquín les pidió que se quitaran la ropa y se quedaran en ropas íntimas para darle los masajes.
De pronto, mientras realizaban su labor, Samuel le dijo a la hermana de Laura: "Préstamela para que me acaricie y así me sienta como un cachorrito". Ya en la cama Laura fue obligada a manipularle los genitales. El mientras tanto le hacía lo mismo. La jovencita no pudo evitarlo y tuvo que acceder a todos los deseos del "varón de Dios". El pastor sólo le comentó: "es que así me descargo de todas las tensiones, si no pregúntale a tu hermana, ella ya sabe de esto".

Otro día Carmen Rodríguez invitó a la chica a dormir en la casa de Samuel Joaquín. Esta fue la última vez que participaría en este tipo de situaciones. Nuevamente, la familia se enteró y pese a la negativa de la chica, quien en ese momento había optado por alejarse de la iglesia, la obligaron a ir. La casa a la que fueron no era la "casa grande", sino una anexa. Laura, como una pesadilla, recuerda que llegaron tres chicas. Carmen les sugirió que durmieran un rato. Como a las tres de la mañana, la mujer las levantó. "Píntense y arréglense un poco que vamos a ver al "varón de Dios".


"QUE DIOS SE LOS PAGUE"

Las muchachas obedecieron y en pocos minutos fueron conducidas hacia la casa ubicada en la calle de Jericó. "Estaba totalmente oscuro cuando entramos en una de las recámaras. Alguien nos ordenó que nos metiéramos en la cama en ropa interior y que luego acariciáramos y besáramos al pastor.

Él llegó con una bata roja, se la quitó y se metió en la cama. Atrajo a una de las chicas a su cara y a las otras dos las instruyó para que besaran el resto de su cuerpo y para que succionaran en sus genitales. "Yo no veía las otras dos, preferí hacer lo que ordenó. A mí me tocó la parte de abajo y tuve que soportar incluso probar su propio semen. Entonces, el pastor no penetró a ninguna. Al terminar se paró de la cama y cínicamente nos dijo: 'Que Dios se los pague' ".

Esos acontecimientos me afectaron para siempre. Cuando me enteré que si me casaba no volvería a pisar la casa del varón porque a él no le gustan opté por casarme con el que entonces era mi novio". Así es como Laura empezó a alejarse de la iglesia. Sintiéndose culpable y con la confusión que aquellos sucesos le habían provocado optó por contarlo al marido, quien de inmediato advirtió la veracidad de los hechos, pues en alguna ocasión también había visto cosas muy extrañas.

"Cuando mi familia se enteró, todos me acusaron, dijeron que mentía y se alejaron de mí. Tengo once hermanos y ninguno de ellos quiere hablarme. El alejamiento de mi familia un día me llevó a buscar el suicidio. Por fortuna no morí, pero creo que me encuentro en un callejón sin salida".

Un día Laura se enteró que cinco personas habían puesto demandas en contra de Samuel Joaquín y se unió a este grupo, cuya lucha todavía está por empezar, dada la negativa de la Secretaría de Gobernación para investigar el caso.

"Vivo encerrada, tengo miedo de que a mí o a mis hijos pueda pasarles algo, no sé qué hacer, pero sé que no puedo quedarme callada por más años porque muchas chicas están ahora mismo en riesgo de sufrir lo que yo sufrí".



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